lunes, 12 de julio de 2010

¿La plaza roja? No, times square

Pues sí, ahí hemos celebrado el mundial muchos españoles de los que llevamos varios días dando vueltas por Nueva York con camisetas rojas, la mayoría, con bufandas algunos. Es empezar casi por el final de otro días muy largo y bastante aprovechado, creo.
Primero, desayuno en el Hard Rock Café. Lo ponen los fines de semana, de viernes a domingo, y si vas temprano tienes espacio y tiempo para ver toda la memorabilia que las criaturas acumulan. Te cascan 16 euros pero el desayuno es un buffet glorioso con huevos revueltos, patatas fritas con verduras, bacon, salchichas, bagels, zumo, café (bueno, eso a lo que aquí llaman café), muffins... El precio incluye la famosa propina obligatoria... Y música. ACDC, guns and roses, REM, Phil Collins (sí, ya sé, pero yo no hago la selección) y cuando me iba a levantar, el Ticket to ride, con lo cual allí estaba yo sentándome de nuevo y haciendo el karaoke por lo bajini.
Contra la costumbre, he salido tardecillo del hotel (a las 8.30) y como el desayuno ha sido tranquilo, he cogido tarde el autobús para ir al mercadillo dominguero más recomendado por la guía, el Green Flea Market. Pues si éste es el mejor... Es una versión minúscula del de Fuengirola: cosas viejas, que no antiguas, recogidas de cualquier parte, libros, algunas antigüedades reales... Ocupa el solar de una manzana vacía y no alcanza los 15 puestos. Lo mejor de acercarse por ahí es que he aprovechado para dar una vuelta por el distrito de Chelsea, que es muy elegante y bonito.
Después he cogido otro autobús desde allí y, siguiendo la quinta avenida, he llegado a la calle 12 para ir a la librería de segunda mano supuestamente más grande del mundo, con sus 17 millas de estanterías. Yo juraría que la de Renacimiento, en un pueblo se Sevilla es mayor, pero no contaría porque no está abierto al público, y Strand sí. La tienda está en el encuentro de la 12 con Broadway. Cuando llegué a la 12 comencé a andar... en dirección contraria. Una suerte porque he visto el Village, barrio tranquilísimo y agradable, con esas casitas adosadas que se ven en las pelis a las que se accede subiendo una escalerita. Y una suerte también porque tras orientarme, desandar lo andado y llegar al cruce correcto, me encontré que aunque hubiera llegado antes no hubiera servicio de nada ya que la librería no abre hasta las once de la mañana los domingos. Así que me llegué a Forbidden Planet, otra librería, en este caso especializada en fantasía, comics y ciencia ficción, que está en la misma manzana. Ahí estuve investigando entre sus fondos de goodies y me encontré alguno que merece comentario en un post aparte. Y por fin me fui al strand donde estuve ojeando, hojeando, y del que me llevé postales y un catálogo del MOMA rebajado a mitad de precio.
Entre unas cosas y otras se acercaba la hora del partido así que a la vuelta pasé de autobús, tomé el metro, me duché y me bajé a la piscina. Como todos habéis visto el partido, poco que comentar salvo que esta vez había una gente un poco menos animosa que la de la semifinal así que la cosa ha estado más tranquila, hasta que ha terminado el partido y todo el mundo ha salido escopetado para las habitaciones y, después para Times Square donde se ha gritado y cantado de todo, hasta la copla El pulpo Paul, también es campeón.
Aquí no hemos visto el beso de casillas a sara carbonero. No sé qué se dirá por ahí. Yo digo que ole Casillas, y pobre Sara la cara que se le queda, pero ya puede estar contenta y orgullosa.
Tras la celebración me he dado una vuelta de despedida por Times Square. Mañana puedo darme otra ya que el shuttle no me recoge hasta las tres de la tarde, mientras que el avión sale de aquí a las siete, siempre hora local. Si a la ida gané horas, ahora las pierdo y no llego hasta el martes por la mañana. Espero dormir mucho en el avión aunque perdí la almohadilla que, por otra parte, tampoco me venía muy bien.
Vagabundeando por ahí he descubierto un supermercado de saltársete las lágrimas con pilas de fruta, platos precocinados, latas de refresco (en las pharmacy como Duane and Reade, nunca te venden latas sino botellas que aquí no son de medio libro sino de unos 600 centilitros por mor de los sistemas de medidas tan raros que se gastan aquí. También he estado en la tienda de los chocolates Hershey, justo enfrente de sus enemigos mortales, los M&M. Prefiero las Hershey, con productos más elegantes y unos chocolates estupendos.
Finalmente y tras alguna vuelta más por el área, me he acabado comiendo un menú McPollo en pleno Times Square, en unas mesas públicas que siempre están puestas y en las que la gente se sienta para charlar, comer e incluso dormir.
Y hablando de dormir, me voy a meter en el sobre, que estoy reventada y mañana me espera el viajecito en avión. Antes quiero subir a las ocho de la mañana al Empire, para aprovechar el cupón del City Pass y despedirme de la ciudad desde las alturas. Y luego, si abriera, que no lo sé, visita al Guggenheim. Si no, ya veremos si me doy otra vueltecita por Strawberry Fields o qué.
Ahí os pongo unas fotos del día y ya nos encontraremos en el último post del viaje.








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